La atmósfera estelar es la región exterior del volumen de una estrella, situada por encima del núcleo estelar, la zona de radiación y la zona convectiva.
Estructura
La atmósfera estelar se divide en varias regiones de distinto carácter:
- La fotosfera, que es la capa más baja y más fría de la atmósfera, es normalmente su única parte visible.[1] La luz que escapa de la superficie de la estrella proviene de esta región y pasa a través de las capas superiores. La fotosfera del Sol tiene una temperatura en el rango de los 5770 K a 5780 K.[2][3] Las manchas estelares, regiones frías de campo magnético interrumpido, se encuentran en la fotosfera.[3]
- Por encima de la fotosfera se encuentra la cromosfera. Esta parte de la atmósfera primero se enfría y luego comienza a calentarse hasta unas 10 veces la temperatura de la fotosfera.
- Por encima de la cromosfera se encuentra la región de transición, donde la temperatura aumenta rápidamente en una distancia de alrededor de 100 kilómetros.[4]
- La parte más externa de la atmósfera estelar es la corona, un tenue plasma que tiene una temperatura superior al millón de Kelvin.[5] Si bien todas las estrellas de la secuencia principal presentan regiones de transición y coronas, no todas las estrellas evolucionadas lo hacen. Parece que solo algunos gigantes, y muy pocos supergigantes, poseen coronas. Un problema no resuelto en la astrofísica estelar es cómo se puede calentar la corona a temperaturas tan altas. La respuesta está en los campos magnéticos, pero el mecanismo exacto sigue sin estar claro.[6]
Durante un eclipse solar total, la fotosfera del Sol se oscurece, revelando las otras capas de su atmósfera.[1] Observada durante el eclipse, la cromosfera del Sol aparece (brevemente) como un delgado arco rosado,[7] y su corona se ve como un halo con mechones. El mismo fenómeno en las binarias eclipsantes puede hacer visible la cromosfera de las estrellas gigantes.[8]
Referencias
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