![Economía del Líbano Economía del Líbano](/modules/owlapps_apps/img/nopic.jpg)
La economía de Líbano, bien así su calidad de vida, ya fue de las más prósperas de todo el Oriente Medio. Sin embargo con la guerra civil libanesa entre 1975 y 1990, toda la economía del país fue afectada, la producción nacional fue cortada por la mitad y el país dejó de figurar como centro financiero regional.[1]
Con el término del conflicto interno y la recuperación de la estabilidad política, el país se movilizó en la reconstrucción. Para realizarla, Líbano recibió de inmediato cerca de US$ 15 mil millones de países como Francia y Alemania y, actualmente, también de los Estados Unidos. Con la infraestructura reconstruida, la economía volvió a crecer con una de las más altas tasas del mundo, haciéndose un polo de crecimiento en la región. La capital, Beirut (llamada de "París del Oriente") volvió a ganar destaque en el escenario regional, acogiendo varios eventos.
El país volvió a ser llamado de "Suiza del Oriente" debido a las actividades financieras allí realizadas. La reconstrucción de monumentos e infraestructura ha atraído al turismo que crece cada año. Actualmente, Líbano volvió a tener uno de los más elevados patrones de vida de Oriente Medio.
Líbano tiene una economía de libre mercado, orientada a los servicios con fuerte tradición comercial de laissez-faire. Los principales sectores incluyen el turismo y los bancos.[1] No hay restricciones gubernamentales al comercio exterior, a la movimentación de capitales o la inversión extranjera, y el secreto bancario es protegido, poca protección a los derechos de propiedad intelectual.[1] Hace poco tiempo el país adoptó una ley para combatir el lavado de dinero.
La agricultura es de tipo mediterráneo —viñas, olivos, trigo, cebada, frutas, hortalizas, remolacha y tabaco— y supone el 12% de su PIB. La ganadería y la pesca tienen poco peso y se han reducido los valiosos bosques de cedro. Posee industria textil y refinerías de petróleo. El sector servicios, con el comercio como principal actividad, genera el 67% del PIB.
Líbano tiene una alta proporción de mano de obra cualificada, similar a la europea, lo que la convierte en la más alta entre los países árabes.[2]
Líbano se beneficia de su grande, cohesa y emprendedora diáspora.[3] Durante años, los emigrantes diseminaron las "redes comerciales" libanesas por todo el mundo.[4] Como resultado, las remesas de dinero de libaneses en el extranjero para sus familias en el país llegan a US$ 8,2 mil millones,[5] y representan 1/5 de la economía del país.[6] Según análisis de Nassib Ghobril, del banco Byblos Bank, las remesas de libaneses residentes en el exterior aumentan la renta per cápita del país en 1 400 dólares anuales.[7]
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