![Abuso religioso Abuso religioso](https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/6/61/La_Inquisicion_en_lima.jpg/400px-La_Inquisicion_en_lima.jpg)
El abuso religioso es el maltrato que se inflige por imposición o mediación religiosa, incluyendo el acoso o la humillación, a menudo con el resultado de un trauma psicológico. Entre los casos de abusos religiosos encontramos la explotación de la religión con fines personales, seculares o ideológicos, por ejemplo, el abuso de una posición en el clero, como ha sucedido en los casos de abuso sexual cometidos por miembros de la Iglesia católica
Un significado específico del término «abuso religioso» se refiere a la manipulación psicológica y el daño infligido a una persona utilizando la enseñanza de doctrinas de la religión que practique esa persona. Esta manipulación la perpetran miembros de la misma fe o similar, e incluye el uso de una posición de autoridad sobre la víctima dentro de esa religión.[1] Se dirige habitualmente contra niños y adultos vulnerables, y las motivaciones tras este abuso varían, pero pueden ser tanto bienintencionadas como maliciosas.[2]
Incluso los abusos religiosos bienintencionados pueden tener consecuencias psicológicas a largo plazo. Causar un intenso miedo a la víctima puede inducirle a desarrollar una fobia específica sobre el tema contra el que le previnieron o una depresión prolongada, y es posible que acabe sufriendo un tenaz sentimiento de vergüenza que persiste incluso cuando crece o deja la iglesia. También puede manipularse a la víctima para que evite acciones beneficiosas (como tratamientos médicos) o para que tenga un comportamiento dañino.[2]
En su libro «Abuso religioso», el pastor Keith Wright describe un ejemplo de estos abusos. Cuando era un niño, su madre, perteneciente a la Iglesia de la Ciencia Cristiana, enfermó gravemente y tuvo que someterse a tratamiento en un centro hospitalario. Varios miembros de su Iglesia se presentaron en el hospital y la convencieron de que suspendiera el tratamiento y abandonara el centro sanitario, confiando su curación a la oración y a los métodos curativos de la Iglesia de la Ciencia Cristiana. Poco después murió. Aunque los miembros de la iglesia quizá no tuvieron intenciones maliciosas, su equivocada interpretación de las enseñanzas religiosas para manipular a la madre de Wright fue la responsable de su muerte.[2]
El abuso psicológico de niños basado en la religión es una creciente área de interés en la comunidad psicológica y sociológica. Puede ejecutarse utilizando la enseñanza para subyugar a los niños por medio del temor, o imponer un fuerte adoctrinamiento, de forma que al niño solo se le enseñan las creencias o puntos de vista de su secta en concreto (o incluso el de sus cuidadores) y cualquier otra perspectiva se suprime o se oculta. Las creencias se imparten como verdad absoluta, sin que haya forma alguna de cuestionarlas. La psicóloga Jill Mytton lo describe como la destrucción de cualquier oportunidad de que el niño se forme su propio sistema personal de moral y creencias, convirtiéndolo en alguien dependiente de su sistema religioso o de sus padres. Estos niños nunca aprenden a reflexionar críticamente sobre la información que reciben. El uso del miedo y de un entorno moralizante (como el concepto de infierno) para controlar al niño puede ser traumático.[3]
La violencia contra los niños basada en la fe dentro de una secta religiosa se ha convertido en un área de interés y preocupación crecientes. Este tipo de maltrato toma a menudo la forma de palizas, confinamiento ilegal, trato negligente, asfixia o incluso asesinato, por la creencia de que el niño está poseído por Satán o por espíritus malignos, que practica la brujería o la magia negra, o que ha cometido algún tipo de pecado que exige tal castigo. En 2012, el Departamento de Niños, Escuelas y Familias del Reino Unido emprendió un nuevo plan de acciones para investigar y tratar el problema de los maltratos basados en la fe, después de que varios asesinatos de este tipo alcanzaran bastante notoriedad, como el de Kristy Bamu. En un periodo de 10 años, Scotland Yard ha realizado 83 investigaciones por maltratos relacionados con la fe, y se teme que haya aún más que no han sido denunciados.[4]
Como máximo representante de la Iglesia Católica, el Papa Francisco sostuvo un discurso dirigido a las autoridades reconociendo graves abusos por partes de miembros de la iglesia católica y exigiendo un compromiso consistente para cuidar a los niños.[5]
El extremismo y la violencia religiosa (también llamada «violencia comunal»[6]) es un término que se refiere a cualquier fenómeno en el que la religión, en cualquiera de sus formas, es el sujeto o el objeto de un comportamiento violento colectivo o individual.[7]
La arqueología ha descubierto evidencias físicas de sacrificios de niños, es decir, asesinato ritual de niños con el fin de complacer a seres sobrenaturales en distintos lugares.[8] Algunos de los ejemplos más evidentes son los ritos que se practicaban en Mesoamérica y el Imperio Inca.[9][10][11] Numerosos defensores de los derechos de los niños, como Alice Miller, Lloyd deMause y el psicólogo Robert Godwin, han escrito sobre los sacrificios en las culturas precolombinas en el marco del maltrato infantil.[12][13][14]
Plutarco (ca. 46-120 d. C.) menciona la quema ritual de niños pequeños en Cartago, al igual que Tertuliano, Orosio, Diodoro Sículo y Filón, mientras que Tito Livio y Polibio no lo mencionan. La Biblia también habla de lo que parecen ser sacrificios infantiles practicados por los cananeos y por algunos israelitas en un lugar llamado tofet («lugar para asar»).[15]
En Hawái, en épocas antiguas, se arrojaban niños a los tiburones.[16]
Las víctimas de sacrificios eran a menudo bebés. «El asesinato de bebés recién nacidos puede considerarse un suceso común en muchas culturas» incluyendo «los esquimales, los polinesios, el antiguo Egipto, el pueblo chino, los escandinavos, africanos, los indígenas de América y hasta épocas relativamente recientes, los aborígenes australianos.[17]
La deformación craneal artificial está documentada en la historia escrita y data de 45 000 años a. C., como prueban dos cráneos neandertales encontrados en la Cueva de Shanidar (Irak).[18] Solía iniciarse justo después del nacimiento y se mantenía durante unos dos años hasta que se conseguía la forma deseada. Esta práctica podría haber desempeñado un papel esencial en las sociedades egipcia y maya.[19]
En China se castraba a algunos niños, cortándoles el pene y el escroto.[20] Los antropólogos han descrito otros actos rituales. Géza Róheim escribió sobre rituales de iniciación realizados por los nativos australianos, en los que se obligaba a los adolescentes a beber sangre.[21] Las violaciones rituales, en las que se forzaba a jóvenes vírgenes, formaban parte de las prácticas del chamanismo.[22]
En algunos rituales tribales de Papúa Nueva Guinea, un anciano «toma un afilado bastón de caña y lo clava profundamente en las fosas nasales del joven hasta que este sangra profusamente en un arroyo, acto saludado por fuertes gritos de guerra».[23] Más tarde, cuando los chicos se inician en la edad adulta, se espera que realicen una felación a los ancianos. «No todos los iniciados participan en esta actividad ceremonial homosexual, pero en los siguientes cinco días, algunos tendrán que realizar varias felaciones».[23]
La ablación genital femenina también se practica en contextos rituales el África subsahariana, en algunas regiones del Oriente Medio y en el Sudeste Asiático, aunque estos casos no siempre responden a rituales religiosos.
El maltrato ritual puede llegar a que se acuse y golpee a niños por ser supuestamente brujos. En algunas zonas de África Central se culpa a menores por la enfermedad de un pariente.[24] En Ghana se han deportado brujas a campos de refugiados, y en Angola se aísla y golpea a los niños «brujos».[25]
Un número minoritario de académicos suscriben una escuela de pensamiento llamada Psicohistoria, que atribuye los rituales abusivos a una proyección psicopatológica de los perpetradores, sobre todo en el caso de los padres.[12][13]
Este modelo psicohistórico afirma que la crianza de los niños en ciertas sociedades tribales incluían el sacrificio de niños o altos índices de infanticidio, incesto, mutilaciones, tortura y violación de niños, y que esas prácticas eran culturalmente aceptables.[26][27]
Estos son algunos casos de abuso espiritual:
El término «abuso espiritual» fue probablemente acuñado a finales del siglo XX para referirse al supuesto abuso de autoridad por parte de líderes religiosos.[29] No obstante, algunos historiadores y expertos lo dudan, citando textos anteriores de psicología e historia religiosa en los que ya aparece esta palabra.Lambert define el abuso espiritual como «un tipo de predominio psicológico que puede describirse como esclavitud religiosa.[30] Además, considera que la «esclavitud religiosa» es producto de lo que la Biblia denomina brujería o magia.[31]
Los investigadores definen un conjunto de características en el abuso espiritual.
Ronald Enroth, en su libro Churches That Abuse [Iglesias que abusan], identifica cinco categorías:
Agnes y John Lawless argumentan en The Drift into Deception Deriva hacia el engaño que hay ocho características del abuso espiritual, y algunas de ellas se solapan con los criterios de Enroth. Esta es la lista de las ocho marcas del abuso espiritual según Lawless:
El autor de Charismatic Captivation[32] (‘Fascinación Carismática’) esquematiza «33 signos de abuso espiritual»[28] en un comentario publicado en la web del libro, entre ellos:
Respecto a estos signos y síntomas de abuso espiritual, Lamber resume el problema:
El equipo de investigadores de Flavil Yeakley ha realizado pruebas sobre el terreno a miembros de la Iglesia de Cristo de Boston utilizando el Indicador Myers-Briggs. En el Dilema del Discípulo Yeakley informa de que los miembros examinados «mostraron un alto nivel de cambio en las puntuaciones de tipos psicológicos» con un «claro patrón de convergencia en un solo tipo».[33] Los mismos tests se realizaron en cinco importantes denominaciones cristianas y en seis grupos popularmente designados como cultos o sectas manipulativas. Los resultados de las pruebas de Yeakley mostraron que el patrón de la Iglesia de Boston «no se encontró en otras Iglesias de Cristo o entre los miembros de las cinco denominaciones, pero sí apareció en los estudios de las seis sectas manipulativas».[33] La investigación no demostró que la Iglesia de Boston estuviera «atrayendo gente con una necesidad psicológica de altos niveles de control», pero Yeakley concluyó que «están produciendo conformidad en un tipo psicológico» que considera «no natural, dañino y peligroso».[34]
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