Manfred Albrecht von Richthofen (Breslavia, 2 de mayo de 1892-Vaux-sur-Somme, 21 de abril de 1918), conocido como el «Barón Rojo», fue un piloto de cazas alemán durante la Primera Guerra Mundial. Es considerado el as de ases de la guerra porque consiguió derribar ochenta aeroplanos enemigos.[1]
Soldado de caballería al inicio de la contienda, en 1915 Richthofen fue destinado al Servicio Aéreo y se convirtió en uno de los primeros miembros del escuadrón de cazas Jagdstaffel 2 en 1916. Pronto se distinguió como piloto de cazas y en 1917 pasó a ser líder de la Jasta 11 y después del ala de cazas Jagdgeschwader 1, más conocido como El Circo Volador por los vivos colores de sus aeroplanos o porque la unidad debía moverse de manera continua de escenario de lucha y montaba campamentos de tiendas en aeródromos improvisados. Ya en 1918 era un héroe de los alemanes y respetado por sus enemigos.[2] Su unidad derribó a 88 aviones británicos de un total de 151 victorias obtenidas por los alemanes.[3] Por ello recibió la medalla Pour le Mérite.[1]
Sus aviones, el caza biplano Albatros D.II y luego el triplano Fokker Dr.I, le permitían una amplia capacidad de maniobras y piruetas. Sin embargo, la mayoría de sus victorias en combates aéreos las consiguió en un avión tipo Albatros.[1]
Richthofen fue derribado y muerto en la mañana del 21 de abril de 1918 cerca de Vaux-sur-Somme, en el norte de Francia.[4] Se ha debatido mucho sobre diversos aspectos de su carrera, especialmente sobre las circunstancias exactas de su muerte. Es uno de los pilotos de guerra más famosos de todos los tiempos y tema de numerosos libros, películas y otros medios.
Manfred von Richthofen nació el 2 de mayo de 1892 en la capital de Silesia, Breslavia (hoy perteneciente a Polonia). De niño se trasladó con su familia a Schweidnitz (hoy Swidnica, Polonia). Era el mayor de tres hermanos. Miembro de la familia aristocrática y terrateniente Richthofen, el padre de Manfred había llegado a ocupar un alto cargo en el regimiento de Ulanos N.º 12, una unidad perteneciente a la poderosa caballería prusiana.
A los 11 años de edad fue enviado a la Escuela Militar Prusiana, que “convertía a los niños en soldados, sin peros ni condiciones”.[5] Manfred y su hermano pequeño Lothar quisieron seguir los pasos de su padre, alistándose jóvenes en el ejército imperial. Practicó caza y equitación y cuando completó su adiestramiento como cadete, se alistó en los Ulanos (caballería alemana), siendo nombrado tres años después teniente del primer regimiento.[2]
Durante la Primera Guerra Mundial, von Richthofen pasó de la caballería (donde ganó la condecoración de la Cruz de Hierro) a la infantería, pero en esta modalidad no prosperó, ya que las condiciones que se vivían en las trincheras eran inhumanas y "muy aburridas", según sus palabras. Finalmente encontró su lugar alistándose en la aviación, donde demostró una gran capacidad con esta arma, innovadora para lo que hasta entonces había sido la guerra (la producción de aviones se incrementó desde los 300, que tenían todos los contrincantes al principio de la contienda, hasta los 150 000 al finalizar).
No logró destacar en la academia de aviadores, aunque luego demostró ser muy capaz en combate. En principio solo se dedicó a observar y fotografiar el frente oriental e incluso durante un breve periodo de tiempo operó como tripulante de bombardero.
En la Luftstreitkräfte, su encuentro con otro gran aviador, Oswald Boelcke, fue decisivo para su éxito. Boelcke lo seleccionó para el escuadrón de caza Jagdsstaffel o Jasta 2. Ya su primer combate fue una victoria. Sucedió sobre el cielo de Cambrai, Francia, el 17 de septiembre de 1916. Durante estos primeros meses se destacó por su agudeza visual y su innato don para afrontar el peligro. Sus compañeros decían que su personalidad se transformaba cuando asumía los mandos de su avión.[6]
Durante los 20 meses siguientes, destacaría como el mejor as de la aviación alemana durante la Primera Guerra Mundial. Llegaría a superar el número de victorias de Boelcke: 40, un récord hasta entonces. En su victoria 11 consiguió derribar el biplano del as británico Lanoe Hawker.[6] En enero de 1917 recibió la Cruz Pour le Mérite.
En 1917 se le confirió el comando del Jasta 11, que luego fue conocido como el "Circo volador" por los vivaces colores que presentaban sus 14 aviones, los cuales, al igual que un circo, se trasladaban por ferrocarril al lugar adonde se los requería. Se ganó el apodo de Barón Rojo porque su avión estaba pintado de rojo para que sus rivales lo reconocieran.[1][2]
Llegó a dirigir 58 misiones con éxito, en las cuales derribó a unos 80 aviones, algo que nadie llegó a superar en ningún bando durante el resto de la guerra. En abril sumó él solo 20 derribos. Sus hombres insinuaban que su líder tenía un comportamiento suicida. Pocos meses después recibió el encargo de dirigir la primera ala de caza de la historia aérea, la JG 1, integrada por los Jasta 4, 6, 10 y 11. Esta unidad llegó a derribar 644 aviones con solo 56 bajas. Su hermano Lothar alcanzó 40 victorias al final de la guerra en esta unidad, Kurt Wolff, 33 victorias y Karl Allmenroder 30 derribos. Todos lograron la Cruz Pour le Mérite.
El 6 de julio de 1917 mientras perseguía a un avión enemigo, una bala perdida impactó en su cabeza, la cual lo paralizó y dejó ciego por unos segundos. Tras aterrizar y perder el conocimiento el alto mando alemán lo obligó a tomar 2 meses de permiso para recuperarse de sus heridas, las cuales dejaron secuelas en su cerebro.[7] Mientras se encontraba de permiso llevó vendada la cabeza durante mucho tiempo y dedicó su tiempo a escribir sus experiencias durante el conflicto en su libro titulado: Der Rote Kampfflieger «El piloto de combate rojo».[8]
Pese a estar incapacitado por sus heridas Richthofen continuó volando, tras el incidente se comportaba como si fuera inmune a la muerte, no tomando precauciones e incluso violando las fundamentales reglas de vuelo que había escrito en su manual.[9] Poco después recibió con alegría un Fokker Dr.I, un triplano que también pintó de rojo, y que tenía gran agilidad, aunque si se mantenía en rumbo fijo durante muchos minutos se convertía en presa fácil.[10]
Cae en combate el 21 de abril de 1918, cuando aviones del Circo Volador atacaron a un grupo de aviones británicos sobre Vaux-sur-Somme, en Francia. Mientras Richthofen volaba a baja altitud persiguiendo un avión enemigo, fue atacado por ametralladoras automáticas australianas en tierra y por el piloto canadiense Arthur Roy Brown.[4]
Según las fuentes oficiales, fue Brown el que consiguió matar al piloto alemán, aunque nuevas investigaciones apuntan a que fue el soldado de infantería australiano William John "Snowy" Evans el que disparó desde tierra la bala calibre 7,70 mm que le atravesó el torso y le mató.[4]
Fue enterrado con todos los honores militares por los mismos británicos, quienes le rindieron tributo pese a haber sido su enemigo, a manera de respeto por sus triunfos en combate.[6] En su lápida, que se encuentra en el mismo lugar donde cayó, se puede leer su epitafio:[6]
El Barón Rojo dejó un libro, escrito en 1917, durante su convalecencia por el disparo en la cabeza., titulado El piloto de combate rojo, donde afirmaba que combatía en la aviación buscando una consecuencia para su vida.[2]
Las aeronaves operadas por el barón rojo durante el conflicto fueron un total de 17 aparatos, él personalmente los llamaba Les petits rouges.
Entre sus aviones icónicos destacan: Albatros D.III (Número de serie desconocido) pintado completamente de rojo en la zona del fuselaje, Albatros D.V (D.1177/17) pintado totalmente de un rojo traslúcido y Fokker Dr.I (152/17) pintado parcialmente de rojo junto con verde y azul de fábrica. El famoso Fokker Dr.I pintado totalmente de rojo (425/17) en el que murió Richthofen apenas fue usado por él, logrando solo las últimas dos victorias con el triplano.
Del total de las aeronaves operadas por él había 7 modelos:
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