![Buhardilla (ventana) Buhardilla (ventana)](/modules/owlapps_apps/img/errorimg.png)
Una ventana de buhardilla, ventana abuhardillada o simplemente buhardilla[nota 1] es un hueco vertical que sobresale sobre la pendiente de un tejado inclinado para dar iluminación y ventilación a los espacios bajo cubierta y/o acceso a la misma o desde la misma. La buhardilla se compone de una fachada vertical, dos faldones laterales y una cubierta, generalmente a 2 o 3 aguadas, que forman limas con la cubierta principal. La buhardilla fue en origen una obra de carpintería que era soportada por la cubierta, a pesar de que su fachada podía ser de albañilería.
Buhardilla es un término polisémico que designa tanto al propio espacio bajo cubierta (antes desvanes, altillos, sobrados y hoy casi siempre espacios habitables) como ahora a las ventanas que los iluminan y ventilan. En otros idiomas se usan palabras diferentes (en fr., comble/lucarne; en it., soffito/abbaino; en en., attic/dormer ...), siendo esa la causa de problemas derivados de los préstamos y traducciones. La confusión se extiende al mismo uso de desván/buhardilla/ático, lumbrera/lucera/lucernario/claraboya/lucernario/tragaluz o incluso de las recientes ventanas de tejado o velux (marca comercial). De la importación del francés lucarne, se usaron antiguamente lucarnas o lumbreras, ahora con significados diferentes y en desuso.
La palabra buhardilla, diminutivo de buharda, tiene una etimología similar a la de búho, buhonero, bufar y bufanda. Empezaría con la onomatopeya del sonido «buff» que se hace expirando aire desde las mejillas hinchadas. Según Corominas, buharda antiguamente significaría respiradero para el humo; y su evolución sería: bufar → buhar→ buharra → buharda.[1]
Las buhardillas pueden tener numerosas formas, dimensiones y disposiciones, y tener una o varias ventanas y desarrollarse en uno o varios niveles. También pueden ser el elemento de coronamiento de un cuerpo de la edificación.
Según el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc, la ventana de buhardilla apareció al principio del período gótico: durante el período románico, los tejados eran poco pronunciados y los desvanes perdidos. En el siglo XIII, los tejados se volvieron más pronunciados y los desvanes se acondicionaron como grandes salas artesonadas en las grandes residencias (palacio, castillo, mansión). Estas habitaciones necesitaban ser iluminadas y aireadas.[2] Las primeras buhardillas recubiertas de plomo o de pizarra en estos edificios eran de madera y con gabletes calados (a menudo en arco trilobulado encajado entre dos riostras); los canteros tomaron luego prestada esta forma a los carpinteros para construir ventanas de tejado de piedra con gablete y pináculos. Su función decorativa se desarrolló en el gótico flamígero y en especial en el Renacimiento para convertirse en los siglos siguientes en elementos más simples.[3]
Uno de los primeros usos de buhardillas fue en las aberturas esbeltas que proporcionaban ventilación a las agujas de las iglesias y catedrales góticas. Un ejemplo temprano son las buhardillas de la torre de la catedral de la iglesia de Cristo, Oxford. Las buhardillas se han utilizado en la arquitectura doméstica en Gran Bretaña desde el siglo XVI.[4] En Francia, las buhardillas fueron popularizadas por el arquitecto Francois Mansart, que las usó extensamente en los tejados de París del siglo XVII —al punto de adar nombra a un tipo de cubierta y de ventana de buhardilla, la mansarda.[5]
Las buhardillas[6] tienen muchas formas; y su denominación varía según países y regiones.
Según su uso, se distinguen dos tipos de buhardillas:
Según su posición en relación con el muro goterón (el perpendicular a la pendiente de la cubierta, tenga alero o no, con canalón o goterón), se distinguen:
Buhardillas de pequeñas dimensiones:
Denominaciones en relación con el frente o fachada de la propia buhardilla:
Denominaciones en relación con la posición de la buhardilla en la cubierta:
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